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jueves, 28 de mayo de 2020

Un virus invisible a los ojos...

Nunca antes el planeta había llegado a este punto...
Un virus invisible a los ojos, logró modificar la vida de todos y todas.
La gente se queda en casa... nos quedamos en casa, al principio todo bien, descansamos, leemos, cocinamos, ordenamos... hacemos ejercicio, yo por mi parte tengo bicicleta fija y cinta, entonces mi rutina es la normal...
Lo que me ha cambiado es que no tengo entusiasmo por escribir ... si por crear imágenes con frases, que subo al faceboock e instagram... pero interiormente me siento cansada, apesadumbrada... ¿oprimida?
El silencio es abrumador... no pasan autos, no hay niños en la plaza...
Hay gente que practica meditación, otras rezan, otras rién, otras tiemblan de miedo, otras se burlan... y así vemos que todos somos bien distintos, personas que viven en la ignorancia, peligrosas, con una mente y un corazón cerrados... mientras tanto el planeta se recupera.
Y el peligro no pasa ... y llevamos casi 60 días encerrad@s. Bueno, no es mi caso porque he salido y salgo por alguna que otra compra en el súper y he pasado clandestinamente a ver a mis niet@s... 
Somos seres emocionales, ésta situación está afectando a mucha gente, claro... no tod@s estamos hechos de la misma madera... y cuesta gestionar algunas emociones... por ahora seguimos con paciencia y más paciencia... y por estos llugares parece que aún no hemos llegado al "pico" ...
Besos en las mejillas, Marga.

miércoles, 6 de mayo de 2020

Llorar hace bien al alma.


En un lapso de menos de cinco segundos,
no ocurre siempre, pero ocurre...
 llorar hace bien al alma.
Abrumada me dejo llevar por el llanto,
como cuando alguien que 
era importante ya no está,
las lejanías,
las cercanías,
las frustraciones,
 las pequeñas cosas
 y las grandes también...
 
Somos controladas, manipuladas 
y las lágrimas son una debilidad…
La vida es integridad ...
y alguna mentira se me ocurrirá para retornar
con calma y serenidad...
 
Besos en las mejillas, Marga
 
 

 
 
El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos.
William Shakespeare