Si el “yo” es débil, podemos mimetizarnos
con otr@.
Cuando esto ocurre, dejamos lo que nos define,
para adquirir una nueva “identidad”, la identidad del otr@ y lo que desea, lo
que puede resultar poco sano porque... estamos haciendo a un
lado nuestro “yo”.
Cuando cambiamos nuestra personalidad,
valores, ideología, religión, puede derivar en un conflicto en el que nos
cueste, identificarnos.
Lo importante es amarte, e
identificar que te gustaría conservar, que es lo que te hace feliz,
estar dispuest@ a un cambio es posible y también sano, pero
siempre hay que valorar que tan bueno es ese cambio y cómo
te sentís.
No cambies para gustarle a otr@, cambiá por
vos.
No tengas miedo de
estar sol@, de mirarte interiormente y de encontrarte en tu
silencio. No tengas miedo a decir la
verdad, mostrar con claridad lo que sentís
y afirmar lo que viste.
No te engañes, ni te creas alguna
mentira.
Sé vos mism@ donde estés, aceptando a los otros como
son.
Recordemos que lo fácil no atrae, lo difícil seduce, lo complicado
cautiva y lo imposible ...
¡ conquista
!
No hay comentarios:
Publicar un comentario