Después de una amarga y dolorosa
experiencia quedamos vacíos para dar,
cerramos las manos apretando el puño y el pecho nos duele...
el dolor y la tristeza nos hacen sentir indefensos...
y sin ganas de continuar.
Pero ... así es la vida, vamos y venimos como
maniquíes... rodeados de gente sin corazón,
que lo han perdido y no pueden encontrarlo...
HOY...
propongo colocarle un corazón a cada maniquí...
al más feo si es necesario, al que tengo el ceño más fruncido...,
arrinconándolo en algún espacio cerrado para mostrarle que tiene un corazón
en el medio del pecho.
Marga® con el mismo amor.
La felicidad está en nosotros mismos.
Somos felices porque amamos, no porque nos amen...
(Madre Teresa)
Hola Marga, que bonito es tu blog.
ResponderEliminarTenes razon, a veces la felicidad es una decision.
Saludos.